Relatos de Ficción

20210226

Relatos de ficción XII

El siguió caminando hacia el lugar de la fiesta. Pensó que caminar le ayudaría a aclarar lo que haría al llegar y verla. Deseaba verla, sentir que esa invitación no era una ilusión o un engaño de su mente. La necesitaba real, para dar un poco de cordura a su vida, tan inmersa en incertidumbres y de futuros aún desconocidos.

Pasó por el lado de un par de policias, un evento no menor en una ciudad como esa un sábado por la noche, pero en su mente solo transcurrían todas las posibilidades de ese encuentro. Aun seguía tratando de descifrar sus palabras al pedirle que le acompañara a la fiesta, las repetía esperando un poco de certeza sobre sus intenciones y sus expectativas. 

 ¿Qué esperaba de él, que esperaba de su compañia? 

"Solo necesita la seguridad que pueda brindarle, al fin y al cabo esta no es una ciudad fácil" fue la primera idea que se planteó, era la idea que manejaba su lógica. 

"No, me quiere alli para sentirse bien; pudo haber invitado a cualquiera y prefirió decirme a mi" pensó luego. Era la idea que manejaba su ego. 

"Quizas no habia mas nadie a quien invitar, y por eso optó por llamarme" pensó desde su inseguridad.

Poco a poco iba sucumbiendo entre esas ideas nada sanas cuando empezó a escuchar a lo lejos la música de la fiesta. Fue allí cuando se dió cuenta que poco importaba la razón por la cual ella habia tomado el teléfono y le habia pedido que le acompañara. Se permitió un poco de egoismo y empezó a pensar que haría para hacer de esa una velada memorable para él; ya el primer paso estaba dado y solo dependía de él marcar la grandeza de ese evento. Despues de todo, no habia nada que perder.

Al llegar no le fue dificil encontrarla entre la gente que llenaba el lugar. Parecía desprender un halo a su alrededor, aunque el sabía que esto era fruto de lo mucho que la había idealizado. Él se detuvo un instante, lo suficiente para dejar su pesado debatir de lado, y con su pecho ligero tras esa acción simbólica, se fue acercando al circulo que ella formaba con algunos de sus amigos.

De pronto sus miradas conectaron, y ese instante brindó la claridad que tanto estaba buscando, tanto en su cabeza como en su pecho. Bastó esa pequeña sonrisa para despejar su mente, y con el verde de sus ojos llegó el sosiego de su corazón.

Justo cuando estaba llegando al lugar donde ella estaba, las luces del lugar se atenuaron, y la banda empezó a tocar causando un estallido de júbilo entre la gente. El no pudo evitar rendirse al espectáculo por un momento, pero toda la emoción de ese instante pasó al olvido a sentir que una cabeza se apoyaba en su hombro; sujetando su mano, ella decidió que el mejor lugar para disfrutar del espectáculo era a su lado.

Quedaba toda una noche por delante, pero ¿acaso esto importaba en ese momento? Les aseguro que no.